viernes, 7 de octubre de 2011

Hombres

Tengo un amigo que para esto del amor es muy divertido a la par que sabio. Es hermoso, divertido, cariñoso, muy galán y educado, ama a las mujeres cuando las ama. Al cabo de un tiempo dice que era una hija de puta, pero se le perdona el vocabulario porque realmente a este ángel se le perdona todo. Cuándo digo que se le perdona todo, es que se le perdona todo. Una vez este tipo estuvo con un arresto domiciliario...se le ocurrió salir un día a dar una vuelta y él sin parpadear se cogió el coche, llevó en autostop a uno que le dijo que iba para el norte y para el norte se fué...nadie lo buscó nunca. Hasta la policía le perdona sus fechorías, es famoso entre esa gente. Bueno, al grano. Este amigo me dijo un día: ¿Por qué las mujeres quieren cambiar a los hombres? ¿Por qué piensan que algún día seremos como ellas quieren? Tiene razón. ¿Por qué pretenden las mujeres que el hombre sea un amo de casa? que limpie, friegue, cambie a los niños bien, haga el aseo de su hogar bien, cocine sin manchar etc... ¿Qué hay hombres que hacen eso? si, claro que sí, pero con dificultades y los que lo hacen sin dificultad son auténticos milagros. El hombre que hace equitativamente lo mismo que una mujer, es un Dios camuflado de hombre. En algo falla, algo descuida de su naturalidad...Esta pequeña reflexión la vengo pensando hace siglos. Y no he tenido tiempo de escribir. Si yo llevo siglos intentando escribir esto, ni te cuento la mujer lo que lo lleva pensando. Pensando en la organización que se necesita para funcionar en familia. Sabemos que la hembra es la que organiza la camada y el hogar, el macho caza. Eso era cuando eramos primitivos. Ahora funcionamos con ipod y cuantas cosas más, que no nos podemos permitir el lujo los hombres de ser como somos.
Pero mi amigo tenía razón, no me lo negarán. Otra amiga mía decía el otro día sin un atisbo de duda que si se separa de su compañero y en caso de compartir una casa otra vez, lo haría con una mujer hombre por dios! Y todas las mujeres que estaban allí dijeron al unísono: Desde luego hombre por favor!. Así es hombres del mundo, no nos necesitan, para lo que nos necesitan, lo tienen fácil, ya que nosotros para lo que ellas necesitan, nosotros necesitamos más y vamos corriendo. Es así hombres del mundo, hay que ponerse las pilas o rendirse ante ellas.