Las Cenas de Grupo.

Estábamos el otro día rajando de lo lindo del tema de las cenas. Propusimos cenar juntos un día. Salió el tema de las cenas en grupo. No digo amigos, digo en grupo. Gente nada que ver con nadie. Se paga a medias. ¿Qué pedimos? Tapas. Es lo más normal. 1 de pollo al ajillo, 1 de gambas a la plancha, 1 tabla de embutidos, 1 revuelto de setas, un par de chorizos criollos y 1 ensalada mixta. Somos 6, creo que con eso bastará y si no pedimos una ración de queso. Siempre hay uno que se encarga de pedirle al camarero la retahíla de lo que queremos. Una vez hecho el pedido, siempre hay uno que salta y dice: “ A mi me traes un solomillo”. Todos nos quedamos un poco lelos, pero no pasa nada ni nada va a pasar. Cenamos, la cena es una muy agradable. ¿Postres? El individuo del solomillo quiere una tarta de queso. Los demás nada. ¿cafés? Todos queremos café y el individuo del solomillo y postre pide un chupito de whisky. Pagamos a medias todo y nos vamos. Cuando llegas a casa te das cuenta que te has comido, 1 trocitos de pollo, un par de gambas, una cucharada del revuelto de setas y un poco de embutido con mucho pan y un par de trozos de chorizo criollo y algo de ensalada. Y claro tienes un hambre de lobo. Has pagado igual que el individuo del solomillo, sólo que tú no has probado el solomillo en tu vida. Siempre y por doquier hay gente jeta. Todos pagan la misma cantidad, pero siempre hay uno que se aprovecha de la situación o de las situaciones. Pero no sólo en las cenas, en todo. “A río revuelto, ganancia de pescadores” dice el dicho. Menos mal que enseguida le haces la cruz a este individuo tan atrevido. Hay que atreverse a decirle a los jetas. “O pides como todos o todos pedimos como tú". Olvidáros de que él lleve el bote.