miércoles, 18 de mayo de 2011

No es lo mismo vivirlo que contarlo


Es verdad. Vives una experiencia graciosisima que deseas contar. Llegas donde tus amigos . Empiezas a contarla y ellos te miran con cara de "mi no entender" y a ti se te va poniendo "un no se qué en el alma", es ahí cuando te vas dando cuenta que tu historia, que fué tan graciosa cuando la viviste, no tiene ni puñetera gracia. Continúas contándola, eres incapaz de parar, de sobra sabes que la historia no está divirtiendo aunque algunos condescendientes  te sonrían. Unos, los más atrevidos se han pirado del corro, otros empiezan a atender a otras conversaciones que se iniciaron en otro sitio. Es verdad que cuando hay feedback con el grupo la historia va a tener gracia seguro. Porque hay un interés, porque nos entendemos con el resto y sobre todo porque no hay prisa. También está el tipo gracioso del grupo al que le celebran todo. Eso va por temporadas. Cuando te toca a ti ser el divertido no sabes como montártelo porque no eres el gracioso. Tú no eres divertido o esa clase de divertido que todos quieren, el ingenioso inteligente y agudo. No, tú eres agudo a veces, inteligente otras e ingenioso de repente. Me refiero al humor. El humor es difícil. Es difícil hacer reír sin caer pesado. Es muy difícil ser agudo, inteligente e ingenioso en el humor cuando está cayendo la que está cayendo. Aunque el personaje inteligente siempre le sacará la parte divertida a la situación, sea la que sea,  simplemente porque es pura supervivencia. Reírse cuando todo está caótico es para no llorar, eso nos pasa a todos. Si todos viviesemos la realidad un poco desde fuera, no quiero hablar de catastrofés y cosas realmente dolorosas, quiero decir, por ejemplo, una situación cotidiana pero que ese día salió perruna, la miras desde fuera y te ríes, hay situaciones endiabladamente cómicas. Las discusiones de parejas que realmente se quieren, acaban diciéndose barbaridades. Esto es divertido. Aunque lo pases mal al final acabas riéndote de ti mismo. Es que la vida es así, es para sacárle el jugo y no andar llorando por las esquinas. Esas cosas que tiene la vida que te hacen sufrir. Los desprecios de los compañeros del cole, el amig@ que te levanta al novi@, (si ese novi@ no era para ti, era un coñazo) o no me invitaron al cumpleaños de menganito, ni a la fiesta de menganita ni me llamaron para contar conmigo para la barbacoa del Viernes. Pero sí, me fuí ver a un amig@ que no veía hace siglos, me compré un libro que me interesaba, me levanté a la hora del culo. No sé, sacarle la parte buena a tu vida no price! Y si alguien se aburre contigo, pues se aburre¿ qué vamos a hacer? tú insiste o para. Esa es la cuestión.

9 comentarios:

  1. genial tu reflexión, y estoy de acuerdo, hacer reír es difícil, es complicado, el humor, el sentido del humor es tan diferente de unas personas a otras...que uno no sabe si hacer partícipes a estas personas de las cosas graciosas que te pasan o simplemente, contar la anécdota lo más rápido posible, echarse unas risas fáciles y pasar a otra cosa...el que es gracioso, lo tiene más jodido, porque todo el mundo espera de él que sea gracioso, (o de ella), siempre, y cuando la persona en cuestión no está de humor, pues estamos fastidiados, no hay risas....es un tema serio la risa...

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  2. Claro tenia un conocido que mato al hermano y el no entendia por que no nadie se reia. chanzas aparte es natural reirse o es una cuestion momentanea?.ya contesto yo.. que le zurzan, a otra cosa.salu2

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  3. Excelente reflexión, cangrejito, muy profunda... No es fácil captar la atención del respetable por buenas que sean las intenciones. Ese "enganchar" con los demás, aunque la anécdota merezca la pena, al final siempre pasará por el filtro de la naturaleza humana y de en qué onda esté la gente en ese momento. El don de "dar en el clavo" no lo tiene todo el mundo, y menos el 100% del tiempo... Creo yo que lo principal es no amargarse y asumir que uno/a no puede contentar a todo quisque y que la felicidad se encuentra en muchas pequeñas cosas y no sólo en que nos rian el chiste... Es más, muchas veces la felicidad viene disfrazada de puerilidad o de gnomo escurridizo, y la gracia estriba en descubrirle su misterio... :-)
    Besotes! xxx

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  4. Aparte de que está el tema del tipo de humor y del ánimo de los interlocutores, está también la atención, si se pierde al iniciar tu cuento porque a uno se le ocurrió interrumpir conque "mi café esta soso" y dos intentan pasarle el azúcar, ten por seguro que tu cuento cagó, verás que la persona que interrumpió, como se desconectó va a volver a decir algo y ahí es cuando yo paro y sigo con lo del café soso (es un ejemplo) y nadie va a recordar que tú ibas a contar algo, divertido o no. Me ha pasado muchas veces que cuando no espero que nadie se ria, todo el mundo lo hace divertidísimo, eso me pasaba en España, y cuando contaba algo divertido, salía hasta un serio debate... Cada vez hago menos vida social, creo que hace unos 10 años, pero me parece que no hemos cambiado, seguimos como con el paso cambiado por este ancho y ajeno mundo.
    genial su apunte, Claudita.

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  5. y es que hay gente para todo!!
    como me molan tus reflexiones!! jejeej
    saludos...
    http://www.digaloquesea.blogspot.com

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  6. como el reloj cu-cu que en medio de uba tertulia suena y a todos se le pierde el ritmo, el humor y las ganas de estar ahi..jejejeje muy bueno cangre

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  7. tambien depende cómo se cuente la anécdota, hay que sintonizar con el respetable y que nadie interrumpa, como dice la maria, si no, la historia cagó. PEro aqui es normal eso, nadie hace caso, como qeu no quiere escuchar algo ni gracioso ni triste, a menos que sea un cotilleo. O sea, uno puede contarle algo a alguien, algo divertido a una o dos personas a la vez, pero nunca a un grupo. La gente vive de prisa, por eso interrumpe, no se concentra ni atiende por lo tanto no tiene ni capacidad de atención , ni interés y a veces, no entiende. Y por lo tanto no se comunica. Y el sentido del humor es diferente de una a otra persona

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  8. acuérdate del famoso "¿ y qué es definitivo?" frase que pasará a la historia entre tú y yo no mas, porque seguro que la tía ni se acuerda, ni nadie,pero que nos reimos cuando te lo conté, y cada vez que me pides que lo vuelva a contar, nos volvemos a reír, y ya pasaron más de 15 años de aquella anécdota...¿qué es definitivo?...jajaja

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